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Día de los Derechos Humanos
El 10 de diciembre se cumplen 76 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Desde POLIS, este año proponemos reflexionar acerca del articulo 16.3: “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.
Desde el comienzo de la creación, el matrimonio y la familia estaban dentro del Plan Amoroso de Dios, tal como se nos revela en el Génesis.
El Catecismo acoge y desarrolla esta enseñanza: “Dios es el autor del matrimonio”. “Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental”.
La Doctrina Social de la Iglesia -en adelante DSI- concibe a la familia como verdadera imagen de la unión esponsal de Cristo y su Iglesia y de la propia Comunión Trinitaria. Y proclama su carácter de verdadera célula vital de la sociedad, santuario de la vida y primera escuela de humanización de la persona.
Por ello, defiende su importancia fundamental tanto para la persona como para la misma sociedad. Y sostiene que los poderes públicos, deben estar al servicio de las personas, las familias y de la misma sociedad en la persecución de su fin, el bien común, rechazándose cualquier visión estatalista.
Pues esto es lo que se recoge en el Derecho Humano que contemplamos este año. Y que figura incorporado, como principio rector de la política social y económica de la Constitución Española: “Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia.” (Artículo 39.1). Pero no solamente figura aquí, sino en otras partes de la Constitución y del ordenamiento jurídico. Por ejemplo, en la normativa de protección de la infancia o en el reconocimiento del derecho fundamental de los padres como primeros educadores, tal como defiende la DSI, y se reconoce en el Artículo 27.3 de la Constitución.
Son muchas las amenazas y agresiones que las familias sufren. Sin ánimo exhaustivo: la “ideología de género”, la mentalidad divorcista (tan presente en los medios), la ilegítima regulación del llamado “matrimonio igualitario”, una falta de hijos que nos aboca a un “invierno demográfico”, condiciones de trabajo precarias y una pobreza infantil indignas de nuestro tiempo, la extrema dificultad en el acceso a la vivienda, diversas formas de abusos y violencia intrafamiliar, los riesgos de las nuevas tecnologías, una fiscalidad abusiva, o la pretensión absurda de imponer por ley la existencia de diversos “modelos de familia”.
Y por encima de todas ellas, la agresión que supone para el bebé concebido, su madre (y los derechos del padre), la regulación permisiva del aborto, concebido hoy incluso como derecho.
Resulta difícil imaginar un ámbito de la intervención pública que no afecte a las familias. Por ello, sería insuficiente el establecimiento de una mera Política Familiar. Habría que ir más allá, con el planteamiento desde una auténtica Perspectiva de Familia integral en el diseño y ejecución de –casi- todas las políticas públicas.
San Juan Pablo II, formuló dos propuestas a tener muy en cuenta en la configuración de dicha Perspectiva de Familia: la consideración del protagonismo de las propias familias –en lo posible asociadas- en esa tarea de concepción y puesta en marcha de las políticas públicas: “la subjetividad social de la familia”; y la presentación de la Carta de Derechos de la Familia, como marco y guía inspiradora de esas intervenciones, en todos los niveles de gobierno: local, regional, nacional e incluso europeo.
De esta manera se estaría garantizando en mucha mayor medida este Derecho Humano tan decisivo.
En estas fechas, ponemos en las manos de la Sagrada Familia, esta humilde contribución, así como a todas las familias, especialmente las más necesitadas de consuelo y protección.
POLIS. Equipo de trabajo de la DELEGACIÓN DIOCESANA DE APOSTOLADO SEGLAR para la animación sociopolítica de los laicos y la promoción de la Doctrina Social de la Iglesia.