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Los niños de Dios no están en venta
El 10 de diciembre se cumplen 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde POLIS, equipo de la Delegación de Apostolado Seglar de la Archidiócesis de Toledo dedicado a promover la Doctrina Social de la Iglesia y el compromiso en el ámbito de la política, nos unimos a la celebración de esta efeméride y queremos contribuir a destacar la relevancia y actualidad de este texto internacional profundizando en uno de los derechos que consagra.
Su artículo 4 establece que “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”. Este derecho cobra un significado especial en el tiempo presente en lo que refiriere específicamente a la protección de los derechos del niño. La Declaración de 1959, en sus principios 2 y 9, señala que “No será objeto de ningún tipo de trata”. Asimismo el artículo 34 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece que “Los Estados Partes (196) se comprometen a proteger al niño contra todas las formas de explotación y abusos sexuales…”.
Con tal regulación normativa internacional y tan amplio acuerdo sobre esta concreta cuestión, deberíamos poder celebrar en pleno siglo XXI la inexistencia de casos de esclavitud y de trata de personas y, en particular, afirmar que los niños de todo el mundo crecen y se desarrollan plenamente en un entorno saludable. Sin embargo, no es así. A día de hoy, seguimos conociendo casos de abusos, secuestros, esclavitud, comercio de personas, etc.
El pasado 11 de octubre se estrenaba en los cines de España la película Sound of Freedom (sonido de libertad). Basada en hechos reales, denuncia el tráfico de niños para la explotación sexual. Los datos ofrecidos por los medios de comunicación apuntan que dos millones de niños son explotados sexualmente en el mundo, moviendo miles de millones de dólares al año.
Ante esta situación, la Iglesia no se queda impasible y alza su voz ante el sufrimiento de sus hijos. El Papa Francisco, el 8 de febrero de 2023, en la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de personas que se celebra cada año, bajo el lema “Caminando por la dignidad”, nos llama a luchar contra la trata de seres humanos, teniendo como horizonte la dignidad de cada persona. Esta lacra se ha incrementado debido a los conflictos existentes en diferentes zonas del mundo. Además, se ha extendido al mundo digital debido, en parte, a la pandemia de la Covid.
La Doctrina Social de la Iglesia afirma, como principio capital, la defensa de la dignidad de la persona. Ésta es un bien en sí mismo dada su condición de criatura de Dios, creada a su imagen y semejanza. Cada hombre y mujer, cada persona, está llamada a ser hijo y templo vivo del Espíritu Santo y, por tanto, destinada a la vida eterna de comunión con Dios.
“Los niños de Dios no están en venta” grita el eslogan de la película Sound of Freedom. En ella se alude en un momento concreto al durísimo versículo del Evangelio: “al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar” (Mateo, 18, 6). Versículo que continúa en 18, 10, “cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial”.
Ante esta realidad, ¿es posible hacer algo para cambiarla? ¿Está en nuestra mano plantear alguna iniciativa o colaborar de alguna manera?
La Doctrina Social de la Iglesia nos exhorta así: “Redescubrir y hacer redescubrir la dignidad inviolable de cada persona humana constituye una tarea esencial; es más, en cierto sentido es la tarea central y unificante del servicio que la Iglesia, y en ella (nosotros) los fieles laicos, estamos llamados a prestar a la familia humana” (Documento sobre los Cristianos Laicos, nº 37).
Un ejemplo concreto de esta respuesta lo tenemos en nuestra Diócesis de Toledo, en la que contamos con CÁRITAS, organización que tiene como objetivo la realización de la misión evangelizadora de la Iglesia mediante la acción caritativa y social a través de diferentes proyectos en los que trabaja directamente por los más débiles, los niños, migrantes y mujeres. Uno de esos proyectos se denomina “Santa Marta”, el cual recibió el 25 de noviembre de 2021 el premio Religión en Libertad 2021 en la categoría Caridad en Acción por su labor de rescate de mujeres víctimas de la prostitución. Ofrecen una mirada diferente hacia la mujer, una mirada por lo que puede llegar a ser, por lo que están llamadas a ser.
Y como el Señor nunca nos deja solos en ninguna circunstancia y nos ofrece el ejemplo de sus santos, encomendémonos y ofrezcamos nuestras vidas como lo hizo Santa Josefina Bakhita, patrona de las víctimas de trata de personas, que padeció durante su vida los sufrimientos de la esclavitud, ya desde que fue raptada de niña.
Jesús nos exhorta a todos a hacernos como niños, pues “…el que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí” (Marcos, 9, 37). Y “Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” (Marcos, 10, 14-16).
Estas citas evangélicas, que reproducen las palabras de Jesús, no son válidas únicamente para los creyentes o para quienes se identifican con los valores cristianos. Proclaman con fuerza la necesidad ineludible de proteger a los más débiles, a los indefensos, a quienes sufren explotación y abusos, porque atenderles, protegerles, cuidarles está directamente relacionado con nuestra dignidad como sociedad.
Leonardo Prudencio Seseña
Miembro del Grupo POLIS